Entradas al Valle de los Templos

La fundación de la subcolonia de Akragas se originó en el 581 a. C., al principio como un puesto avanzado de la colonia rodio-cretense de Gela, fundada a principios del siglo VII (689-688 a. C.). Akragas fue fundada por los dos oikistes (líderes coloniales) Aristónio y Pistilo, que tradicionalmente representan la doble procedencia de los colonos de Rodas y Creta

El período de mayor esplendor de la ciudad coincide con sus dos primeros siglos, que estuvieron marcados por el gobierno de los tiranos Falaris y Theron (siglos VI al V a.C.). Además de traer un enorme botín a Akragas, la histórica victoria de los griegos sobre los cartagineses en Himera (norte de Sicilia), en 480 a. C., marcó para la ciudad un período de prosperidad y poder que dio lugar a grandes obras públicas, templos y acueductos. La corte de Theron (tirano de Akragas entre 488 y 471 a. C.) fue frecuentada por grandes poetas como Simónides y Píndaro, quienes elogiaban a Akragas por ser «la más bella de las ciudades de los mortales; amiga de la opulencia, hogar de Perséfone».

La época de la democracia (471-406 a. C.), que vio el surgimiento de la autoridad y la personalidad de Empédocles, provocó una renovación de la actividad constructora con la construcción de la mayoría de los templos de Akragas. Un conflicto fronterizo entre Segesta y Selinunte provocó una segunda intervención cartaginesa en Sicilia a finales del siglo V (409 a. C.) y Akragas fue atacada directamente. Tras un largo asedio, los cartagineses la tomaron en 406 y los habitantes la abandonaron, quienes pudieron regresar allí en el 405 a. C. con la condición de no fortificarla ni pagar tributo a Cartago. Con Timoleón (338-334 a. C.), Akragas regresó a un período de crecimiento y prosperidad, cuando nuevos colonos de Elea-Velia (región de Salerno, en el sur de Italia) se sumaron a la población anterior y se reconstruyeron las murallas. Durante las guerras púnicas, Akragas (junto con Eraclea Minoa) se convirtió en la base de las operaciones cartaginesas contra los romanos

Este período está marcado por el asedio romano del 262 a. C., que provocó la capitulación de la ciudad unos seis meses después, en el 261 a. C., y por el asedio cartaginés del 255 a. C. para la reconquista de la ciudad. Durante este último, una guarnición romana y los habitantes supervivientes se atrincheraron en el templo de Zeus Olímpico convertido en fortaleza para la ocasión. Durante la Segunda Guerra Púnica, Akragas siguió del lado de los cartagineses que colocaron allí una guarnición (214 a. C.) hasta que la ciudad, traicionada por mercenarios númidas, fue tomada por el cónsul romano Leví en el 210 a. C. y pronto la llamó Agrigento.

En la orden romana de las provincias de Sicilia, Agrigento estaba incluida entre las «Civitas Decumanae» necesarias para dar a Roma cada año una décima parte de sus ingresos agrícolas. La ciudad tenía un «estatus» municipal bajo Augusto. Las excavaciones documentan un período particularmente próspero debido al próspero comercio de azufre entre los siglos II y III. Las fuentes escritas, así como la presencia de necrópolis y lugares de culto, dan testimonio de la época bizantina: en la zona de las catacumbas, donde se reutilizó el Templo de la Concordia como iglesia; en la zona abandonada de la ciudad y en las laderas nororientales de la colina de los templos, donde se encuentra una «basílica suburbana».